Entre mis extensos conocimientos hortero-musicales se encuentra, en un lugar muy alto de mis preferencias, Loquillo. El roquero del tupé interminable y la espalda trapezoidal me ha acompañado en muchas noches de perrería por la ciudad condal. El 'cadillac solitario' ha sido la banda sonora de madrugadas sin fin en la mejor de las compañías. Si no me falla la memoria, el 'Loco' tiene una canción, 'Cuando pienso en los viejos amigos' en la que versiona un bello poema de Luís Alberto de Cuenca.
Y de hecho, el tema de este post es los viejos amigos. Hace unas semanas, un antiguo amigo de la época del Colegio Mayor, con el que hacía años que no nos veíamos, me llamo ya que abandonaba su residencia leridana para pasar una tarde en el Camp de Tarragona. Albert, que así se llama el susodicho, tenía ganas de volverme a ver porque guardaba muy buen recuerdo de un servidor. Fuimos a tomar unas cervezas en la Rambla Nova y fue como si el tiempo no hubiese pasado. Una auténtica gozada y en tiempos en los que esto no está muy de moda, quisiera darle las gracias a Albert por regalarme una tarde estupenda.
En la misma línea, aprovecho para anunciar que el lunes, si todo va bien, debuto como articulista en un periódico de Lleida. Lo que son las casualidades.
PD ¡Qué chulo, y que grande, es el Loco!
2 comentarios:
yo lo que no olvido es cuando en las fiestas de santa tecla canto en la calle marques de montoliu.
es grande el loquillo, podriamos decir que los roqueros nunca mueren.
un saludo.
uuuuu nena boy a ser una rocanrol estar......
Hola Pineli amigo,
El loco es muy grande, de verdad. La banda sonora de mis noches de perrería fue 'cadillac solitario' y también me gusta mucho 'cuando fuimos los mejores'. Un abrazo
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